“Los jóvenes cubanos son parte del futuro de Cuba y del mundo. Ellos se preparan para servir a su pueblo bajo cualquier circunstancia y en eso nos parecemos, y aprendemos de su supervivencia. Doy gracias por las enseñanzas”, aseguró en Camagüey un joven palestino
Texto y foto: Yahily Hernández Porto/Colaboradora
Camagüey, Cuba, 22 abr.- El pañuelo de cuadros en blanco y negro sobre los hombros del joven llamó la atención no solo de esta escribana, sino de un numeroso grupo de estudiantes de las batas blancas.
Como muchos y muchas en el recinto universitario agramontino de las Ciencias Médicas mis ojos detuvieron su mirada justo en aquel símbolo palestino tejido en sus «entrañas» de gallardía, coraje y sangre por corajudas hombradas.
Con sutileza me acerqué al joven que la poseía, desde un difuso sentimiento de amor, dolor y de rabia ante la impotencia por un genocidio sionista que arrebata vidas inocentes en la Franja de la resistencia, la de Gaza.
Aquel símbolo identitario, la kefia palestina, fecundo en resiliencia, en ideas y en historia me compulsó a tomar por asalto periodístico a quien con orgullo lo exhibía como estandarte emancipado y de victoria.
Reconozco que entablar diálogo con el palestino Tarek Alhasan, estudiante de segundo año de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), originó un torbellino de imágenes matizadas por el sufrimiento contenido de un pueblo leal a sus raíces, al que le nacen por segundos miles de héroes por hijos; o mártires niños y niñas, mujeres y ancianos.
Mas, para entender las simientes de la terquedad o la tozudez de quienes como superhéroes -pero de carne y huesos- aguantan bombas tal cual la lluvia, solo tuve que escuchar sus primeras palabras: “de Cuba he aprendido que morir por la patria es vivir». Sin aliento quedé y sin palabras…
Aseveró, además, el estudiante de 22 años de edad que “desde Cuba apoyo a mi pueblo, porque somos un pueblo en resistencia. A mis hermanos les digo que resistan y que todos los jóvenes palestinos estén unidos en la lucha por la libertad”.
Tarek, quien visitó Camagüey como invitado al VIII Encuentro Nacional de Estudiantes de las Ciencias Médicas, aseguró que Cuba es un símbolo mundial de hermandad. “Todos mis compatriotas estamos agradecidos de Cuba, de su solidaridad y ejemplo. Cuba siempre nos muestra su grandeza. He visto los actos de apoyo en todas las provincias del país y eso nos da fuerza, porque no estamos solos en esta lucha”.
De la ELAM comentó sobre sus enseñanzas que van más allá de las aspiraciones individuales. “Comparto costumbres, tradiciones y culturas con los compañeros de otros países del mundo, lo que me fortaleza, engrandece y hermana. La escuela es una comunidad de proyectos profesionales y de vida para los estudiantes extranjeros y de esperanza, en la que estudiantes palestinos y de otras latitudes encuentran sus sueños”.
Aseveró, quien vive como refugiado en el Líbano, al igual que su familia, la cual emigró desde el año 1975 del pasado siglo XX, que la distancia no detiene sus deseos de luchar por la libertad de su patria. “Aquí nos formamos como médicos de ciencia y conciencia para ayudar a nuestro pueblo, estamos en una etapa en la que la causa palestina nos une, a pesar del lugar donde nos encontremos, y ese es uno de los objetivos, la unidad, además del de la resistencia”.
Tarek Alhasan, quien aspira a convertirse en ortopédico, subrayó: “Hay dolor cuando se piensa en los seres queridos, nos comunicamos con las familias cuando podemos porque no hay internet. La situación allá es muy dura y siempre esperamos noticias igual de duras, pero rendirse no es el camino, por eso cuando concluya mis estudios seré un médico para mi país”.
De las enseñanzas de los jóvenes cubanos Tarek Alhasan, quien como su familia se sabe natural de la Franja de Gaza, comentó que “son parte del futuro de Cuba y del mundo, ellos se preparan para servir a su pueblo bajo cualquier circunstancia y en eso nos parecemos; doy gracias por sus enseñanzas”.