Cada noticia publicada, cada investigación realizada, cada denuncia hecha pública son pequeñas victorias que alimentan el espíritu y recuerdan por qué eligió esta profesión
Por Betzabe Cabreja Jeffers/Radio Camagüey
Marzo, 2024.- En el apasionante mundo del periodismo, donde la información es el pan de cada día y la verdad es el faro que guía el camino, se teje una crónica sentimental llena de altibajos, emociones intensas y desafíos constantes.
La relación entre el periodista y su profesión es como un amorío complicado, lleno de pasión y entrega, desde el primer momento en que se adentra en este mundo de titulares y exclusivas siente una conexión profunda con la misión de informar, de ser el puente entre la realidad y la audiencia.
Pero no todo es color de rosa en esta historia de amor, el periodismo también tiene sus momentos difíciles, sus desencuentros y sus decepciones; las críticas injustas, la competencia feroz y la constante lucha contra la desinformación pueden hacer tambalear la fe en la profesión.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos, el periodista sigue adelante impulsado por la pasión a la verdad y el compromiso con la sociedad, cada noticia publicada, cada investigación realizada, cada denuncia hecha pública son pequeñas victorias que alimentan el espíritu y recuerdan por qué eligió esta profesión.
Y es que, al final del día, el periodismo es mucho más que un trabajo; es una forma de vida, una vocación que impulsa a levantarse cada mañana con la convicción de que su labor es indispensable para el buen funcionamiento de la democracia y el bienestar de la sociedad.
Así, en medio de las luces y sombras, el periodista sigue adelante con el corazón lleno de historias por contar, verdades por descubrir y un profundo amor por el hacer que lo impulsa a seguir adelante pese a todo.
Porque al fin y al cabo el periodismo es un romance eterno, una pasión que nunca se apaga.