Jorge González Allué, el último de los grandes

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El texto es fruto de una incesante y laboriosa búsqueda de información en revistas, periódicos, documentos legales y privados que con un lenguaje ameno, fresco y profundo sintetiza, en más de 100 páginas, en pródiga confianza, la vida y obra del notable creador
Jorge González Allué, el último de los grandes

Camagüey, Cuba, 24 sep.- El último de los grandes, de Oscar R. Viñas Ortiz, llega a los lectores en su tercera edición, corregida y ampliada, asumida por la Editorial D’McPherson. Es un testimonio sobre la vida y obra del prestigioso pianista y compositor camagüeyano Jorge González Allué (1910-2001), uno de los ilustres de la historia musical cubana y latinoamericana.

Estructurado en 21 aspectos esenciales Viñas Ortiz obtiene de Allué interesantes confidencias acerca de su vida íntima, recuerdos y sentimientos personales jamás revelados por el compositor de la canción Amorosa guajira, una obra musical que trasciende su tiempo.

“En mis canciones, el tema es el amor. Fuente de inagotables obras. El amor pleno, satisfecho, el amor indiscutiblemente ligado al dolor…”, aseveró el maestro a su interlocutor.

Precisamente en julio de 1937 Allué escribió la Guajira sentimental, la más internacional de sus obras musicales, poco después llamada Amorosa guajira y que aparece registrada con ambos títulos.

Con más de ocho décadas de creada es una composición que solo sale del pensamiento de un genio: “Ven, amorosa guajira/ que ya nada me inspira/ ni el canto del ave/ que surca el amor. / Ven, a alegrar mi bohío/ que hasta el lecho del río/ se ha vuelto sombrío/ porque faltas tú”.

Oscar Ramón Viñas Ortiz

A principios de los años 40 del siglo pasado le fue comprada la canción por una editorial de Estados Unidos, pero jamás recibió derechos de autor por las grabaciones en el extranjero.

Solo con esa pasión investigativa y sin prejuicios pudo Viñas hurgar en la vida del compositor, quien expresó lo que sentía “con la sinceridad y el desenfado que le permitían sus 91 años y las experiencias vividas”.

Fueron conversaciones que muchas veces superaban las doce horas “hilvanando recuerdos y tratando aspectos cada vez más interesantes, luego un poco más personales, y finalmente encontré la intimidad de una vida dedicada al amor y al piano”.

El texto es fruto de una incesante y laboriosa búsqueda de información en revistas, periódicos, documentos legales y privados que con un lenguaje ameno, fresco y profundo sintetiza, en más de 100 páginas, en pródiga confianza, la vida y obra del notable creador.

Narra, de forma brillante, recuerdos, muchos inéditos, de la infancia y juventud de Allué que hacen palpitar los corazones de quienes leen El último de los grandes, cuya primera edición corrió a cargo de la Editorial Ácana, en 2010 y que se agotó, en las librerías, en poco menos de un mes.

“Yo aprendí a leer y escribir antes de ir a la escuela, en mi propia casa, enseñado por mi tía abuela Caridad Vázquez Socarrás, a quien considero como una segunda madre”, le dice Allué a Viñas Ortiz.

Ahora publicado en una editorial de alcancen internacional, los lectores disponen de un texto que exterioriza evidencias que armonizan una sociedad “que no conocimos, pero muy rica en anécdotas interesantes y divertidas, que forman parte de la historia del Camagüey de principios del siglo XX”, a decir de Oscar Ramón Viñas Ortiz, autor también de las memorias Locutores cubanos por la unidad en las Américas, Editorial En Vivo 2019.

Viñas, evidencia que el músico tuvo estrechos vínculos con los maestros Ernesto Lecuona e Ignacio Villa (Bola de Nieve).

De Lecuona, a quien conoció en Pinar del Rio en 1931, aseveró: “Para mí el más grande que ha dado Cuba (…) Cada vez que Lecuona venía a Camagüey yo lo iba a saludar. Él decía que yo era el único camagüeyano que sabía reír”.

El emocionante testimonio El último de los grandes es, igualmente, un diálogo entre el autor y el protagonista. Pondera, además, fascinantes historias de uno de los más notables compositores cubanos del siglo XX, quien con solo tres años mostró inquietudes por el arte. Escribió casi 400 obras, entre las que se incluyen poemas, cuentos, testimonios y una comedia lírica.

“Yo creo que la vida solamente nos da aquello que fuimos capaces de conquistar con inteligencia y sacrificio”, expone el talentoso principeño.

La obra musical completa, los archivos, las fotografías y las cartas autografiadas de Allué y de grandes personalidades con las que tuvo estrecho contacto las donó a la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella, de la Ciudad de los Tinajones.

En 1990 el ejecutivo provincial del Poder Popular le otorgó el título de Hijo Ilustre de Camagüey en el contexto de su 80 cumpleaños.

Allué, adelantaba sus palabras para el epitafio cuando escribió: “Quiero, cuando la muerte silencie mi corazón me encuentre sentado al piano o con la pluma en la mano, escribiendo una canción”.

El día 3 de noviembre de 2001, a la edad de 91 años, el compositor de Amorosa guajira dejaba de existir físicamente y se sumergía entre nubes de lirismo para ir en busca de la posteridad.

Murió como quería, “durmiendo el sueño eterno y con la satisfacción del cumplimiento del deber reflejado en su rostro. Tal como le había expresado dos días antes, cuando fui a visitarle”.

Jorge González Allué, es el último de los grandes, tal como se sentencia en el título de esta obra que pone en manos de los lectores Oscar Viñas Ortiz, una reflexión sobre la vida íntima, recuerdos y sentimientos personales jamás revelados por el pianista y compositor camagüeyano.

Esta obra se puede adquirir en https://www.amazon.com/dp/B0CJ2Y81X3

Por Lázaro David Najarro Pujol/Colaborador