Jimaguayú y lo urgente de transformar su ganadería vacuna

Loading

En las llanuras de Jimaguayú hay ejemplos de entidades y productores individuales situados en extremos opuestos por su capacidad de respuesta, lo que se traduce en niveles de aporte muy diferentes

Camagüey, Cuba, 30.- No por ser este uno de los municipios más pequeños de la provincia, con 783 kilómetros cuadrados de superficie y cerca de 20 mil habitantes, es segundo de nadie en lo que a potencial agropecuario se refiere: se ubica entre los territorios mayores productores de leche de vaca del país.

Lejos de toda complacencia, sus autoridades políticas y gubernamentales reconocen, sin embargo, lo mucho que hay que mejorar en el sector ganadero local, en lo que a eficiencia en el manejo del rebaño se refiere, para acercarse o superar los niveles históricos de entrega del alimento a las industrias procesadoras.

Es por ello que, al trazar la estrategia para la transformación económica, social y ambiental de la demarcación durante el año que transcurre, no se dudó en ubicar la recuperación gradual de la producción lechera como elemento imprescindible en el empeño por mejorar la calidad de vida y el bienestar de la población.

En medio de un escenario complejo que impacta todos los ámbitos de la vida cotidiana, el sistema de acciones concebido pone especial énfasis en las reservas no explotadas a plenitud, sobre todo aquellas que tienen que ver con la voluntad, la entrega y la audacia de los hombres para vencer cualquier adversidad.

En las propias llanuras de Jimaguayú hay ejemplos de entidades y productores individuales situados en extremos opuestos por su capacidad de respuesta, lo que se traduce en niveles de aporte muy diferentes, cuando lo vital es que todos halen parejo y destierren, de una vez, la justificación y la inercia en el actuar.

«RESCATE» PATINA Y BUSCA SALIR DEL MAL MOMENTO

Tras cerrar un nefasto 2022 con pérdidas económicas que rebasaron los siete millones de pesos, en el cual tuvo una incidencia significativa el pago de salarios sin respaldo productivo, la Empresa Genética Rescate de Sanguily se propone, en el actual calendario, transformar ese escenario negativo en el orden financiero.

Su director general, Álvaro Aguilar Soto, afirma que, si bien la razón de ser de la entidad es el fomento y comercialización de sementales de alto valor genético, el propósito inmediato es buscar otras alternativas de ingresos a través de la diversificación de las producciones que ofrezcan una mayor capacidad de maniobra.

Cuentan para ello con una institución única en el país: el laboratorio de transferencia de embriones, una tecnología de punta que reviste un carácter estratégico, dado lo mucho que puede aportar aún en la obtención de descendencias raciales que multipliquen los valores en la producción de leche y de carne.

Entre las acciones que se acometen en 2023 figuran, además, la construcción y puesta en marcha de una planta de procesamiento cárnico, la apertura de lecherías, el incremento de las producciones agrícolas y la incorporación de la prestación de nuevos servicios a las unidades vecinas con los equipos disponibles.

«Hay que producir todo cuanto sea posible», asegura Álvaro Aguilar Soto, persuadido, junto a su colectivo, de que esta es la única manera de salir del nada agradable pelotón de entidades con pérdidas económicas, y dejar atrás el mal momento y concentrarse en el mejoramiento integral de la empresa.

«MARAGUÁN» COGIÓ A TIEMPO LA SEÑA

Otro, bien diferente, es el panorama que presenta hoy la unidad empresarial de base (UEB) Maraguán, especializada en el desarrollo bufalino, su mejoramiento genético y la venta de sementales de esa raza para cubrir, en lo fundamental, las demandas de animales de la zona oriental del país.

Alexis Tornés Rodríguez, su director, explica que en los últimos años la unidad, con más de cuatro décadas de creada, ha vivido una etapa intensa de transformaciones para enfrentar y vencer los sinsabores que genera la falta de recursos básicos, mantener la vitalidad e iniciar un proceso de paulatina recuperación.

Al respecto menciona, como elemento primordial, las acciones ejecutadas para garantizar la base alimentaria del rebaño, con la rehabilitación y acuartonamiento de los potreros, y la siembra de plantas forrajeras y proteicas, para lo cual se cuenta con equipos e implementos adquiridos a través de proyectos de colaboración.

Lejos de cruzarse de brazos en espera de tiempos mejores, sus directivos y trabajadores asumen el desafío de incrementar la producción de leche bufalina, elaborar carbón vegetal para la exportación y consolidar el funcionamiento de pequeñas fábricas de productos cárnicos, casabe y harina de yuca.

«A partir de los ingresos por esos conceptos, refiere Tornés Rodríguez, se ha elevado el salario medio, aunque puede mejorar mucho más, entre otras medidas, con el rescate de la cría de carneros, para acercarnos poco a poco a las cifras de animales que distinguió a esta unidad en la década de los 80 del siglo pasado».

APRENDER A VIVIR CON LA SEQUÍA

Se dice fácil, pero mantener durante 11 años consecutivos la condición de millonarios en la producción lechera constituye un aval que prestigia a los más de 340 asociados a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Evelio Rodríguez Curbelo, golpeados también por los avatares climáticos y la escasez de insumos.

«Año tras año, precisa su presidente, Isel Galindo Cruz, ha sido el resultado de la voluntad de los campesinos de sobreponerse a las dificultades y no fallar, a sabiendas de que aprender a vivir con la sequía, cada vez más frecuente y prolongada, es aún una de las asignaturas pendientes de nuestros ganaderos».

Aunque el listón permanece todavía alto, el colectivo de la Evelio Rodríguez no renuncia al sueño de alcanzar, en fecha no lejana, los dos millones de litros de leche, una meta que exigirá la puesta a punto de todas las capacidades productivas de la CCS, en especial el compromiso y la motivación de sus asociados.

«De todos nosotros depende, declara Galindo Cruz, sacarle el mejor provecho al equipamiento recibido en los últimos tiempos, como familias de implementos para la preparación de tierra, la siembra y el ensilado de pastos; termos para la inseminación artificial, centros de enfriamiento de leche y ordeños mecánicos».

Cuentan para ello con el ejemplo que representa Edelmis Sánchez Santos, mejor productor de la cooperativa, quien en su finca La Victoria demuestra cada día cómo aplicar las buenas prácticas y los adelantos técnicos en función de una mayor eficiencia y del incremento del acopio de leche y de carne.

Comenta el campesino que el trabajo conjunto con profesores de la Universidad de Camagüey y con especialistas de diferentes proyectos les ha puesto la ciencia al alcance de la mano: «Muchas veces, dice, los productores hacemos cosas y no sabemos por qué nos salen mal, cuando en la ciencia está la respuesta para todo».

En los últimos tiempos han entrado a Jimaguayú equipos e implementos que sirven de soporte material a la recuperación del sector ganadero. Foto: Miguel Febles Hernández

LOGRAR SISTEMAS PRODUCTIVOS MÁS EFICIENTES

Todo marcharía sobre rieles en el sector ganadero de Jimaguayú si tales valiosas experiencias no fueran aún botones de muestra aislados, que urge multiplicar en el empeño por sumar a su geografía sistemas productivos mucho más eficientes que impacten en la economía real del municipio.

El hecho de enviar en 2022 a la industria láctea casi ocho millones de litros del alimento podría valorarse como algo meritorio; sin embargo, se sabe que ese volumen se logró con índices de natalidad muy bajos (apenas 42 %), lo que significa que para esa campaña dejaron de fecundarse y de parir unas 11 mil vacas.

Ese solo ejemplo habla a las claras de cuántas fisuras existen todavía en la atención integral del ganado, a las que se suman, como elemento negativo, las deudas vigentes en la calidad de la contratación, por la que también escapan cifras nada descartables de leche y de carne hacia destinos ilícitos.

La estrategia para el incremento productivo en 2023 debe corresponderse, entonces, con cambios esenciales en los modos de hacer, que impliquen una mayor exigencia, control, orden, disciplina y seriedad en el cumplimiento de lo pactado, unido a una participación cada vez más efectiva de la ciencia y del conocimiento.

(Granma)