Ajedrecista Albornoz mueve su rey hacia metas posibles

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«Sin duda llegar a los dos mil 700… Se necesita un trabajo muy duro, pero se puede lograr. También deben unirse muchos factores, pero ninguno más importante que la voluntad de perseguir esa meta. Y esa siempre me acompaña»
Ajedrecista Albornoz mueve su rey hacia metas posibles

La Habana, Cuba, 11 ene.- El Gran Maestro de Ajedrez Carlos Daniel Albornoz mantiene en su horizonte metas ambiciosas, como la reconquista del trono durante el cercano campeonato nacional que acogerá Holguín en los primeros días de febrero.

El clásico volverá a marcar el punto de partida, esta vez con el incentivo de que el monarca asegurará plaza en el equipo que participará en la Olimpiada de Ajedrez de Budapest 2024.

El camagüeyano, con 23 años de edad recién cumplidos, dos coronas nacionales (2019 y 2020) y un coeficiente de dos mil 603 puntos Elo, atrae la atención de los seguidores del Juego Ciencia en la Isla.

Mantiene una habilidad especial para desenvolverse en posiciones tácticas, en las que el cálculo de jugadas prevalece por sobre otros detalles. Además ha ganado en conocimiento cuando las posiciones exigen un enfoque más tranquilo, sin ataques directos al rey.

Varios especialistas ponderan esa evolución como ejemplo de madurez para enfrentar las más disímiles situaciones, con mayor dominio en los finales. Sin discusión, se trata del mejor síntoma de consolidación que puede percibirse.

El actual líder del escalafón nacional, por segunda vez en su carrera con un Elo superior a las dos mil 600 unidades, accedió a conversar con JIT sobre sus planes inmediatos y otros detalles.

Cerró un año muy bueno por el Elo y los triunfos en torneos internacionales, incluidos dos en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023. ¿Qué espera de la nueva temporada?

Será bastante fuerte, sobre todo desde el punto de vista mental, por lo que representa estar otra vez en los dos mil 600 y por la idea de mantenerme sobre esa cifra y aumentarla.

Aunque no me enfoco directamente en esa meta, la valoro para mejorar mi nivel en sentido general. Eso traerá un buen resultado. Corregir cada debilidad de mi juego tributará a un desempeño global mucho más estable y esa es la idea.

El certamen nacional llegará con el doble reto de no perder Elo y recuperar la corona. ¿Cuál ha sido el enfoque de la preparación?

La realizo como todos los años. Se trata de un torneo muy exigente con rivales que nos conocemos. Eso lo hace más difícil que otros eventos. Por supuesto, la meta es ganar la corona.

¿La Olimpiada incentiva más?

Representar al país siempre lo hace y asegurar un puesto en el equipo ganando el campeonato nacional incrementa las expectativas. De cumplir ese objetivo, buscaré una actuación superior a la hecha en la anterior olimpiada, que considero fue buena con 6.5 puntos de 10 posibles en el segundo tablero.

Ascender en el ranking mundial aparece como otro objetivo. ¿Existe un enfoque específico para lograrlo?

Tengo claro que el resultado es directamente proporcional al trabajo. Por eso, más estudio y más horas dedicadas al ajedrez contribuirán a ese propósito. En eso sigo poniendo todo mi empeño.

Sin embargo, ese trabajo no está enfocado en un torneo específico. Se trata de un trabajo acumulativo que en ocasiones no se refleja con un buen desempeño en lo inmediato. Muchas veces se recogen los frutos a largo plazo.

¿Qué faltaría para la consolidación en la élite?

Debo buscar más torneos de alto nivel, aunque eso no lo garantiza siempre. Sin duda resulta imprescindible para elevar el nivel de juego y no bajar de los dos mil 600.

También debo contar con las mejores condiciones para prepararme, sobre todo en el aspecto tecnológico y de conexión a internet. Se requiere cierta velocidad para jugar torneos online, parte importante en el entrenamiento de cualquier ajedrecista.

¿Cuál sería el sueño alcanzable más motivador?

Sin duda llegar a los dos mil 700… Se necesita un trabajo muy duro, pero se puede lograr. También deben unirse muchos factores, pero ninguno más importante que la voluntad de perseguir esa meta. Y esa siempre me acompaña.

(JIT)