Este año, caminando por Gran Vía, en medio del calor fulminante, tropecé con la imagen de un cisne blanco en la radiante marquesina del teatro EDP: se anunciaba la temporada de El lago de los cisnes por el Ballet de Camagüey
Barcelona, 9 ago.- José Lezama lo llamó “el azar concurrente”. Mi falta de filiación religiosa me hace creer en ese hecho que el escritor cubano alertaba, cuando ocurría un suceso no planificado. Lo he comprobado montones de veces, lo he palpado, y hasta creo que lo he acariciado en algún momento.
En julio pasado, la vida me llevó a Madrid, caminé por sus calles degustando sus sabores, sus cañas y tapas, fui de marcha por Chueca, Callao, el Barrio de las Letras, me fundí en la multitud de un concierto en Plaza España, en medio de las fiestas por el orgullo gay.
Hace 20 años que estuve en Madrid por primera vez. Fue un 3 de agosto de 2003, con un calor tan tremendo como el que experimenté este julio. He estado en la ciudad varias veces, incluso he vivido en ella y siempre siento la violencia del calor de Madrid como el de La Habana. Pero la capital española sigue siendo una de las más visitadas, la gente se divierte, se pierde en el gozo de sus bares y calles pintorescas.
Este año, caminando por Gran Vía, en medio del calor fulminante, tropecé con la imagen de un cisne blanco en la radiante marquesina del teatro EDP: se anunciaba la temporada de El lago de los cisnes por el Ballet de Camagüey.
De nuevo Lezama volvía con su azar concurrente. Era tarde en la noche y solo atiné hacer varias fotos del anuncio. Le escribí por Messengger a Regina Balaguer, directora de la compañía por más de 20 años, y le pedí que me tuviera en cuenta, por favor, entre sus invitados para ver a los camagüeyanos en Madrid. La maestra contestó amablemente y me fui orgullosa a ver El lago…, junto a dos amigas que también se beneficiaron de las invitaciones.
La gira del Ballet de Camagüey comenzó en Barcelona, del 17 de junio al 2 de julio en el teatro Apolo con presentaciones que mantuvieron lleno el recinto catalán. Sobre la experiencia se pueden encontrar muchas publicaciones en las redes sociales. Muchas son opiniones del público que acompañó, durante varias semanas en sus funciones de martes a domingo, a la agrupación que fundara Vicentina de la Torre en 1967.
El 5 de julio se inició la temporada en el teatro EDP-Madrid, un coliseo perteneciente a Energías de Portugal, multinacional que sigue apostando por la cultura. Las funciones, también de martes a domingo, lograron mantener llena la platea del EDP y fue el escenario natural para que se reencontraran muchos amigos de la agrupación, personas que de alguna forma han tenido un vínculo con la compañía, como la maestra Aurora Bosch que aprovechó su paso por Madrid para impartirles clase y tomar ensayos al joven elenco que hoy defiende el rótulo Ballet de Camagüey.
Madrid tuvo mayor cantidad de funciones que Barcelona. En una temporada verdaderamente épica, el Ballet de Camagüey concluyó este seis de agosto sus presentaciones en un teatro como el EDP, situado en la Gran Vía a solo unos pasos de Plaza España, en el corazón de Madrid, y donde compite con una extensa lista de teatros, ubicados en la misma avenida, o en calles muy cercanas, donde en paralelo se presentan revistas musicales como El rey león o programas de calibre más pesado como la temporada de verano de la Compañía Nacional de Danza, que dirige Joaquín de Luz, formación que tuvimos la oportunidad de apreciar en Cuba, en la pasada edición Festival de Ballet de La Habana, en una singular versión de Carmen.
En medio de ese mare magnum de propuestas, el Ballet de Camagüey plantó cuartel y convocó con su versión de El lago de los cisnes al público que sigue la programación de los clásicos en Madrid. Es una de las características de una zona importante del público en Barcelona y en la capital española: son espectadores fieles a los títulos que conservan la tradición clásica del ballet.
Regina Balaguer, entrevistada en vivo en uno de los estudios de Televisión Española, explicó lo importante que ha sido para el elenco poder sostener una temporada tan extensa, con un título tan difícil como lo es El lago de los cisnes, en dos ciudades con públicos conocedores y exigentes.
La compañía tuvo que sintetizar la obra de Petipa-Thaikovsky en dos actos, para que se ajustara a las exigencias del circuito de presentación. Realizada por el maître y regisseur Rafael Saladrigas, la versión camagüeyana para España toma los principales momentos y hace una interesante síntesis de la famosa historia. El resultado fue palpable, el público ovacionó al elenco y a sus osados primeros bailarines, y digo osados porque todo el tiempo en las funciones alternaron solamente dos elencos de intérpretes en el doble rol de Odette-Odile y del príncipe Sigfrido.
Rosa María Rodríguez, Yanni García, Harold Rafael Báez y Shirley Suárez, tuvieron la gran responsabilidad durante toda la temporada de asumir las zonas más demandantes técnicamente de El lago de los cisnes, sobre todo el famoso pas de dux del tercer acto. También hay que reconocer el trabajo de los jovencitos que asumieron el pas de trois del primer acto, o las muchachas que bailaron los cuatro y los dos cisnes, momentos que ponen a prueba la calidad técnica de cualquier intérprete de ballet clásico.
Llegar hasta España con bailarines tan jóvenes para hacer El lago de los cisnes es un verdadero desafío. Pero como dice el refrán popular, el que no se arriesga no triunfa. Regina Balaguer lo hizo y logró concretar la gran audacia de mantener durante semanas, las presentaciones con un elenco que fue creciendo en estatura artística y en calidad.
El seis de agosto fue la última función de la temporada del Ballet de Camagüey, en el verano de 2023, con la puesta en escena de El lago de los cisnes en España. La música de Thaikovsky arropó a nuestros bailarines en escenarios internacionales. El Apolo y el EDP sintieron la fuerza y el rigor de la escuela cubana de ballet. Lo constataron más de 20 mil espectadores en Barcelona y Madrid, también la confirmación de la experiencia en 2024, y el anuncio de una gira por España con el ballet Cascanueces en estas Navidades.
Quiero pensar que Vicentina de la Torre, Joaquín Banegas, Silvia Marichal, Fernando Alonso, cuatro de sus pilares de fundación y desarrollo, dondequiera que se encuentren ahora, deben estar sumamente orgullosos de lo que hoy está sucediendo con la compañía.
Al Ballet de Camagüey todavía le esperan otros compromisos internacionales que se pueden concretar muy pronto. Por el momento, le deseamos a su joven elenco y su dirección toda la suerte del mundo y que sigan cosechando éxitos.
(Por Mercedes Borges Bartutis/Tomado de Cubaescena)