El casabe: Legado de la cultura aborigen de América Latina y el Caribe

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«El casabe se mantiene en la dieta alimentaría en diversas regiones del país y es uno de los más autóctonos y antiguos que pervive hoy en esta comarca»

Torta de casabe se cocina
Fotos: Internet

Texto y fotos Lázaro David Najarro Pujol/Colaborador

Camagüey, Cuba, 5 abr.- Con mucha justeza Cuba, Haití, Honduras, República Dominicana y Venezuela proponen a la UNESCO, inscribir la tradición de elaborar y consumir el casabe en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Un ejemplo palpable respecto a la perdurabilidad de la fabricación de casabe o pan de yuca se puede constatar en la comunidad rural de Vilató (preservada de generación en generación desde el siglo XIX) y donde actualmente casi una docena de familias prosiguen esa herencia taína cubana.

Solo en Vilató, durante la colonia y posterior, ese oficio ancestral, lo desarrollan más de 30 grupos de personas, quienes se dedicaban a la manufactura del pan de yuca, declaró el activista campesino Gil Adrián Rubio.

Los estudios efectuados por arqueólogos demuestran que en Sierra de Cubitas, a más de 600 kilómetros al este de La Habana, se asentó una comunidad Taina desde antes de la llegada a Cuba de los españoles (1492) hasta inicios del siglo XVI y en su dieta alimentaría estaba el casabe.

La investigadora Daimi Ruiz me invitó a un recorrido por la Comunidad de Vilató. La actual especialista de la Fundación Caguayo en Camagüey, desde 2013, promueve el casabe como Patrimonio y al igual que en el contexto de la Tercera Jornada de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.

“El casabe se mantiene en la dieta alimentaría en diversas regiones del país y es uno de los más autóctonos y antiguos que pervive hoy en esta comarca (…)”, apuntó.

También formó parte indisoluble de la dieta del Ejército Libertador, movimiento revolucionario cubano durante las diferentes etapas de la lucha por la independencia contra el colonialismo español en el siglo XIX.

Los estudiosos consideran que el casabe o pan de yuca forma parte del legado de la cultura taína asentada en gran parte del archipiélago cubano, desde antes de la llegada de los españoles (1492) hasta inicios del siglo XVI.

La colección de artes plástica A falta de pan, Casabe, de la autoría de Eduardo Rosales, se defiende que se oferta el casabe para acompañar platos típicos como el tasajo, preferido por la poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, una de las precursoras de la novela hispanoamericana del siglo XIX.

A FALTA DE PAN, CASABE

Para la fabricación del casabe los aborígenes emplearon diferentes objetos propios del ajuar taíno tales como raspadores y guayos de piedra, con los cuales pelaban y rallaban la yuca.

Elaboración del casabe

Estudios demuestran de igual forma que en la región los aborígenes utilizaban los burenes, una especie de platos cerámicos, para extender la masa deshidratada (catibía) que luego colocaban sobre el fuego para su cocción definitiva en forma de tortas.

Además, el alimento no solo constituyó una dieta básica de los aborígenes sino también de los españoles que arribaron con la conquista (de ahí el refrán “a falta de pan, casabe”) y según datos de los llamados Cronistas de Indias, lograban alcanzar rendimientos notables que impactaban a los europeos.

Documentos facilitados a Negocios en Cuba acentúan que a finales del siglo XVI, el casabe fue minimizado, en casi toda Cuba, por el trigo importado de España y México, manteniendo su fabricación en algunas zonas del interior del país, entre las que se destacaba la villa de Puerto de Príncipe, hoy Camagüey.

En el siglo XIX, se registra la existencia de numerosos establecimientos o estancias dedicadas al plantío y cultivo de la yuca amarga, para la elaboración del casabe (pan en lengua nativa), y el almidón.

EL PAN DEL CONQUISTADOR

El master en ciencias Omelio Caballero, profesor de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte, explicó que el alimento principal de los peninsulares era el trigo que llegaba en forma de galleta que durante la travesía se descomponía.

Aseveró el experto que la flota española incorporó dos elementos fundamentales de la cultura aborigen: la hamaca y el casabe.

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Casabe, propuesto como Patrimonio Cultural inmaterial de la humanidad

Abundó que el casabe, en sus catauros de yagua, fue agregado por los españoles en su alimentación durante largas travesías (debido a las posibilidades de conservación), el cual no se descomponía mientras se protegiera de la humedad.

El casabe se convirtió en el pan del conquistador en un proceso de asimilación cultural, afirmó.

La investigadora Daimi Ruiz enfatizó que el casabe, que se elabora a partir de la catibía (harina de yuca que constituía uno de los principales cultivos de la época precolombina), es un plato muy antiguo que algunos estudiosos mencionan en los siglos XV y XVI.

Abundó que en ese período se elaboraba con técnicas muy parecidas a las que se utilizan en la actualidad con la diferencia que los productores de hoy emplean en lugar de un burén de barro (palabra taina), uno de acero para la cocción del alimento.

En la comunidad de Vilató la familia Nápoles- Abreu se dedica de forma profesional a la fabricación de casabe, cuya minindustria exhibe desde 2009 la condición de referencia nacional.

Oscar Nápoles, de 66 años de edad, expuso que la tradición la heredó de su padre ya fallecido, quien poseía un casabería grande pero rudimentaria, con el mismo procedimiento de secado, rallado y cocción de los aborígenes.

Transportaban a caballo los tercios de unas 75 piezas, hacia Camagüey, a unos 40 kilómetros de la ranchería.

El casabero José Leyva, otros de los productores, explicó que el proceso de secado de la yuca transcurre en ocho horas y que todos los equipos incorporados en las pequeñas fábricas son construidos en la comunidad.

Algunos especialistas defienden: Antes que pan casabe (conocido asimismo como cacabí), mientras que la doctora Ana Sánchez, directora del Centro de Estudios Martianos, en La Habana, abogó por mantener la tradición.

Las próximas generaciones, aseveró, no nos perdonarían si no somos capaces de mantener el casabe. Yo me sumo al llamado de declarar a ese alimento de nuestros pueblos originarios como Patrimonio Cultural.

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