Nicolás Guillen: Motivos de son (1930) y Sóngoro Cosongo (1931), dos poemas que “revolucionaron la poesía afroamericana, incorporando los sonidos de la naturaleza, el ritmo del tambor y la sensibilidad de los descendientes de africanos a la lírica en lengua española”.
Camagüey, Cuba, 29 ene.- En una exhortación a la unidad de todos los cubanos contra la discriminación radial devino la conferencia dictada por la investigadora Zuleica Romay, directora del Centro de Estudios Afrolatinoamericanos de Casa de las Américas, en el contexto de la Jornada en Camagüey por el aniversario 211 de la Conspiración de Aponte en Puerto Príncipe.
La disertación de la también Master en Ciencias, calificada como una verdadera conferencia magistral por su profundidad, contenido y apego a la investigación histórica, se realizó en el Centro de Convecciones Santa Cecilia de la capital agramontina, auspiciada por el proyecto Ruta del Esclavo y la participación de instituciones culturales del territorio.
Al exponer la primera parte de la investigación El marxismo cubano ante la cuestión racial (1893-1943), Zuleica Romay consideró que “el nacionalismo revolucionario de estirpe mambisa es la más estable, compartida y persiste entre las ideologías que articulan el pensamiento social cubano”.
Precisó que fueron más de 30 años de enfrentamiento popular al poder colonial español, en una gesta que proclama, desde su inicio, la voluntad de abolir la esclavitud y resaltó “la cohesión efectiva de su ejército multirracial, en el que pelearon combatientes de diversas nacionalidades”.
Añadió, igualmente, “la prevalencia de un ideal de integración racial y la utopía de una República con todos y para el bien de todos en la que primaria la fraternidad racial”, entre otros factores.
Razonó que desde finales del siglo XIX el pensamiento socialista comienza a reparar en la problemática racial, todavía de forma estructurada; ponderó la figura del tipógrafo y periodista español Pedro Estevé.
La especialista de Casa de las Américas hizo referencia a la carta de Carlos Baliño, pionero del socialismo cubano, al nacionalista Rafael Serra, el 6 de octubre de 1894, en la que enfatizaba: “En vez de la esclavitud doméstica para los negros solamente, tenemos la esclavitud industrial para blancos y negros”.
Zuleica Romay señaló que “el discurso que en los inicios de la república alude a la cuestión racial es nacionalista y liberal, construido, como norma, por hombres negros que participan en la política desde los partidos hegemónicos: el Liberal y el Conservador, hasta que los argumentos son transcendidos o confrontados por el discurso urgente del Partido Independiente de Color”.
Rememoró la represión de la protesta armada encabezada por Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet el 20 de mayo de 1912, “cancelada la posibilidad de organización política autónoma de los descendientes de africanos y situó la problemática racial, de modo irremisible, en el terreno de la negociación burguesa de una integración condicionada y gradual”.
Exteriorizó que “después de la masacre del Partido Independiente de Color disminuyó la radicalidad del discurso político antirracista y las clases medias negras pusieron más acento en la negociación, el diálogo y las estrategias de integración social.
Ilustró que en febrero de 1925 “poco antes de tomar parte en la fundación del Partido Comunista de Cuba, el joven Julio Antonio Mella publicó el artículo Los cazadores de negros resucitan en Santa Clara, en el que denuncia y enjuicia un hecho de violencia racial acaecido en el Parque Vidal, centro simbólico de esa ciudad”.
Dijo que varios afrodescendientes, provenientes en su mayoría del movimiento obrero, fortalecen el liderazgo del Partido Comunista desde finales de los años 1920, sobre todo después de 1933; los más notables son Blas Roca Calderío, Salvador García Agüero, Lázaro Peña y Jesús Menéndez.
Reseñó el texto de Sandalio Junco El problema de la raza negra y el movimiento proletario, presentado en congreso fundacional de la Confederación Sindical Latinoamericana, celebrado en Montevideo, Uruguay, en mayo de 1929, el cual precisa la similitud entre los problemas indígenas y negros, sometidos al mismo sistema de dominación capitalista.
Mencionó a otros pensadores como Juan Ramón Breá, autor del artículo El Choteo Cubano; al igual que al periodista y economista de orientación marxista Alberto Arredondo Gutiérrez, autor del libro El negro en Cuba y a Gustavo Urrutia, quien se identifica como socialista y estimula el debate sobre la cuestión racial cubana.
Resaltó la importante dimensión de lucha contra el racismo y la discriminación racial en esa época de la cultura. Describió a Nicolás Guillen y sus Motivos de son (1930) y Sóngoro Cosongo (1931), como los dos poemas que “revolucionaron la poesía afroamericana, incorporando los sonidos de la naturaleza, el ritmo del tambor y la sensibilidad de los descendientes de africanos a la lírica en lengua española”.
Exteriorizó que las evidencias demuestran que el trabajo de la promoción cultural del Partido Comunista confiere gran visibilidad a los artistas afrodescendientes, “sobre todo a partir de 1943 al entrar en funcionamiento la emisora radial 1010”, entre ellos Celia Cruz.
Exploró disimiles aportes a la causa y demostró: “En 1959, al calor de un temprano debate sobre la cuestión racial cubana, cuyo detonante es un discurso pronunciado el 22 de marzo en el Palacio Presidencial, en apenas una semana, Fidel Castro se refiere a ella dos veces más: en una comparecencia televisiva (el día 25), y en una concentración de Apoyo a la Reforma Agraria, celebrada en el poblado de Güines, el día 29”.
Fidel expresó: “(…) Nosotros no tememos que luchar solamente contra una serie de intereses y de privilegios que han estado gravitando sobre la nación y sobre el pueblo; tenemos que luchar muy fuertemente contra nosotros mismos”.
Texto y fotos: Lázaro David Najarro Pujol/Colaborador