Los compases de una de las obras emblemáticas de la historia de la danza de Piotr Tchaikovsky y Marius Petipa, resuenan en el Teatro EDP de Gran Vía y la escenografía y juego de luces sobresalen con 32 bailarines, entre ellos Harold Rafael Báez, Shirley Suárez, Rosa María Rodríguez Armengol y Yanni García
Madrid, 7 jul.- El lago de los Cisnes deviene apuesta segura, tal vez, pero la complejidad de los clásicos es siempre un reto que asume hoy aquí con soltura el Ballet de Camagüey de Cuba.
El Teatro EDP Gran Vía de Madrid es el escenario de las presentaciones de la compañía cubana que se extenderán hasta el 6 de agosto y completan una exitosa gira por España del Ballet de Camagüey, antes en Barcelona, también con El lago de los cisnes.
En diálogo exclusivo con Prensa Latina, su directora, Regina Balaguer, en el pasado notable bailarina, celebra que a punto de cumplir 56 años la representación de la escuela cubana de ballet de la llamada Ciudad de los Tinajones sea aclamada por el público.
“Hicimos funciones en el Teatro Apolo de Barcelona del 17 de junio al 2 de julio, con una magnífica acogida y ahora, recién comenzando, todo indica lo mismo en lugar tan céntrico como la Gran Vía de Madrid”, comentó Balaguer.
Al frente de la compañía de Camagüey desde hace 26 años, recordó con emoción sus primeros pasos como bailarina y en calidad de regisseur (titular de escena) y el enorme apoyo y sabiduría que le transmitió el maestro Fernando Alonso, uno de los fundadores de la Escuela Cubana de Ballet.
Los compases de una de las obras emblemáticas de la historia de la danza de Piotr Tchaikovsky y Marius Petipa, resuenan en el Teatro EDP de Gran Vía y la escenografía y juego de luces sobresalen con 32 bailarines, entre ellos Harold Rafael Báez, Shirley Suárez, Rosa María Rodríguez Armengol y Yanni García.
Preguntada por Prensa Latina acerca de la continuidad del sello de identidad de la escuela cubana de ballet, con el legado de Fernando Alonso, admitió que es una labor difícil en los tiempos actuales.
“Hay muchos retos por los cambios de paradigmas en la danza contemporánea, aunque como se demuestra ahora con El lago de los Cisnes, los clásicos siempre son bienvenidos por el público. Luego, debemos saber sortear el influjo de tendencias que en ocasiones alejan a los bailarines de estilos propios”, analizó Regina Balaguer.
“Tenemos bailarines de todo el país, pero está presente la idiosincrasia del camagüeyano. Igual, algunos deciden buscar otros horizontes y nuestra tarea es mantener viva la inspiración de un ballet como el de Camagüey que se nutre de fuerzas propias y ha pasado las pruebas del tiempo”, añadió.
De otro lado, apuntó que la compañía realiza giras nacionales y en 2018 estuvo en Suiza y España, pero luego la pandemia de COVID-19 frenó bastante su desarrollo.
“Contamos con un elenco de jóvenes entre 19 y 21 años, ávidos por aprender y estar actualizados, algo que permiten las redes sociales, aunque siempre con una supervisión técnica”, completó.
Rafael Saladrigas es el coreógrafo del Ballet de Camagüey, orgulloso de la nueva puesta en escena de este clásico, creado por Tchaikovsky con estreno en el Teatro Bolshói de Moscú en 1877.
Tiene como protagonistas al príncipe Sigfrido, enamorado de Odette, una joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rothbart y Odile, el cisne negro e hija del brujo. Báez, Suárez, Rodríguez Armengol y García son los protagonistas del Ballet de Camagüey.
(Prensa Latina)