Adelante también es escuela donde se aprende lo sagrado que constituye la consagración al trabajo, la importancia de la labor política e ideológica en la misión asignada y fue, es y seguirá como fragua de revolucionarios

Por Jorge Navarro Torres/Colaborador
Enero, 2025.- Adelante 66 años después continua como un recuerdo imborrable en la memoria, aún no había cumplido cinco años de edad pero ya la huella se hacía presente. Por aquellos días mi viejo, impresor gráfico del periódico El Camagüeyano, al terminar su jornada aportaba luego su labor en el recién fundado órgano oficial del Movimiento 26 de Julio en la provincia, apenas estaba en la casa.
Por entonces en la calle Finlay, en el edificio que hoy ocupan la Orquesta Sinfónica y el Ballet Folklórico de Camagüey, se hallaba la redacción y los talleres, empezamos a visitar el lugar.
En la memoria infantil quedaron las primeras imágenes de personas que resultaban nueva para mí como el caso de Jorge Luis Canela Ciurana y los hermanos Luisa Mariana y Aurelio Arteaga, desde entonces se me acuño el apelativo de “El cubanito”, diminutivo del sobrenombre de mi padre, Jorge Navarro Morell «El cubano».
Luego vendría el traslado de Adelante hacia la calle Príncipe (Goyo Benítez) y ya sería una constante las visitas hasta que en 1971 -con 17 años de edad- nos convertimos en trabajador de ese colectivo.
Adelante fue, y espero que siempre sea así- una familia, porque a las relaciones de amistad y camaradería se unía el detalle del sello filial que varios de aquellos compañeros tenían.
Entre linotipistas, tipógrafo e impresores en el taller estaban los Cisneros, Evelio, Mario y Mayito; los Pérez, Aristarco, Jorge, Rubén y Jorgito; los Díaz Peña, René, Miguel, Joaquín y Roberto; los hermanos Enrique y Eduardo Silva; Julián y Papucho, tío sobrino respectivamente; Orlando y Juan Caballero, padre e hijo; y por supuesto los Navarro, además de otros compañeros a quienes considerábamos parte de la raza.
Sin embargo esto no era privativo de esa parte del periódico, en la Redacción estaban los Sarmiento, padre e hijo; las primas María Delys y Carmita, y otros más con vínculos sentimentales.
Adelante también es escuela donde se aprende lo sagrado que constituye la consagración al trabajo, la importancia de la labor política e ideológica en la misión asignada y fue, es y seguirá como fragua de revolucionarios.