Pongámoles música al aniversario, la capital cubana lo merece, y, como dijo el cantor, disfrutemos de sus encantos de sábanas blancas colgadas en los balcones, otro de los matices que distinguen La Habana nuestra
Por Diosmel Galano Oliver/Radio Camagüey
Noviembre, 2024.- Desde que la villa de San Cristóbal de La Habana asentara de manera definitiva su andar, hace ya 505 años, comenzó a fraguarse una identidad única en estas aguas del Caribe.
La ciudad de enlace entre el viejo continente y el mundo descubierto, de la cultura y el arte, de la rebeldía y las leyendas, de las transformaciones constantes para vestirse cada vez más opulenta, transitó con algún que otro tropiezo hasta este nuevo cumpleaños, siempre bañada y custodiada por el mar, parte también de su esencia.
No es cualquier urbe la capital de Cuba: aquí confluye la diversidad y propicia que cada uno de sus habitantes la haga suya, la posea a su manera; algunas veces sin contemplaciones, otras desde el sumo cuidado que merece.
La Ciudad Maravilla no es solo la de las postales y fotos de portada; también tiene baches y edificaciones desconchadas, así que el aniversario constituye excusa ideal para aumentar el compromiso, en pos de espacios cada vez más hermosos, inclusivos y resilientes.
Si miramos atrás, muchos rostros poseería esta casa, tan añeja como coqueta, imágenes de quienes la hicieron crecer o que llevaron su nombre por el orbe, de aquellos que acogió recién llegados o de los que la dejaron, sin olvidarla.
La Habana del Prado, del Malecón, de las fortificaciones coloniales, del Cristo, de La Rampa… celebra con motivos; otrora villa que recibe embates, pero siempre se levanta, porque tiene respaldo en los brazos y corazones de los hombres y mujeres que la aman.
Pongámoles música al aniversario 505, la capital cubana lo merece, y, como dijo el cantor, disfrutemos de sus encantos de sábanas blancas colgadas en los balcones, otro de los matices que distinguen a La Habana de todos.