Tierra de leyendas como la de Dolores Rondón o patriotas de la talla de Ignacio Agramonte (1841-187), o adelantados en el empuje y aparición del ferrocarril como Gaspar Betancourt Cisneros, es Camagüey espacio de obligatoria visita para los amantes del turismo de ciudad
Camagüey, Cuba, 8 jul.- Hasta la fecha han transcurrido 16 años desde la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad, del Centro Histórico de esta notable urbe cubana, cuyos valores y riqueza cultural perduran en el tiempo.
La celebración de tal distinción otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es motivo para que varios camagüeyanos se volvieran a reunir en el Parque Agramonte, antigua Plaza de Armas, un encuentro de folclor que aprovechó la Oficina del Historiador de la Ciudad para rememorar la efeméride.
Reconocida como Ciudad de las Iglesias, gracias a poseer una de las más importantes arquidiócesis entre las primeras villas fundadas en Cuba, es aún la localidad distintiva por su arquitectura y las tradiciones provenientes del catolicismo.
Su patrimonio regional que se vienen gestando desde la fundación en 1514, va más allá de las riquezas de su cultura artística y tradiciones, para fusionarse con potencialidades naturales que incluyen áreas protegidas, sin embargo es el arsenal arquitectónico baluarte capital.
Resalta Marisabel Almeida, en su artículo El valor escénico de las iglesias en el paisaje urbano histórico de Camagüey (III), publicado en la web de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey que:
(…) Las iglesias se han convertido en los focos visuales del paisaje, lo cual ha generado que esta ciudad haya sido reconocida a lo largo de los años como “La Ciudad de las iglesias».
Sin embargo trasciende lo anterior el folclor del Camagüey, con un sincretismo religioso que bebe de la tradición yoruba, de la rumba y las expresiones caribeñas. Ejemplo de ello resultó en esta jornada la presentación del Ballet Folklórico de Camagüey, que rememoró la obra y legado del Poeta Nacional, Nicolás Guillén (1902-1989).
Quienes llegan cada año a esta urbe pueden disfrutar de un entramado irregular y la yuxtaposición de estilos arquitectónicos que convierte a la otrora villa del Puerto del Príncipe en un amasijo ecléctico.
Además de estos baluartes que encantaron el criterio de especialistas de la Unesco, resaltan historia y tradición de la ciudad que vio nacer a exponentes del arte como Gertrudis Gómez de Avellaneda (1841-1873).
Cuna de la primera obra literaria escrita en Cuba: Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, en 1608, es también la tierra de hombres de ciencia como Carlos J. Finlay, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, en el siglo XIX.
Tierra de leyendas como la de Dolores Rondón o patriotas de la talla de Ignacio Agramonte (1841-187), o adelantados en el empuje y aparición del ferrocarril como Gaspar Betancourt Cisneros, es Camagüey espacio de obligatoria visita para los amantes del turismo de ciudad.
(Prensa Latina)