Un Código que habite en las familias

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Por Diosmel Galano Oliver Camagüey/Radio Camagüey

Noviembre, 2022.- A poco más de un mes de aprobado el nuevo Código de las Familias de Cuba es oportuno preguntarse cuánto se avanza en la implementación de la norma, una que -más allá de las polémicas o temas que se volatilizaron en la población- dotó de importantes derechos a buena parte de la sociedad.

Y si desde hace algunas jornadas nos sorprende gratamente en las redes sociales y alguna que otra página de medios de comunicación las imágenes o historias de personas que hacen legal el amor, son tantísimas las oportunidades que para las familias, sin importar estructura, trajo el nuevo Código.

Ya las personas saben que a la hora de llegar al matrimonio se puede pactar el régimen económico, que los apellidos de las infancias recién nacidas pueden ajustarse a los intereses de los responsables parentales, o que los abuelos u otros adultos gozan hoy de mayores obligaciones y derechos con los menores de edad.

Tampoco debemos olvidar el paso de avance para las personas en situación de vulnerabilidad y los cuidadores, a quienes por primera vez respalda un documento tan importante para cualquier nación.

El Código de las Familias no puede ser nunca letra muerta, hay que desmenusarlo cada día, tenerlo muy presente, beberlo para continuar directo hacia esa sociedad de derechos que cada vez se hace más sólida.

Ya es hora de dejar atrás las vallas promocionales que todavía recuerdan el momento del Referendo Popular y poner en imágenes, y a todo color la protección, los afectos, el amor y las responsabilidades que evolucionaron para bien colectivo.

El Código de las Familias es un logro para la sociedad cubana del siglo XXI, un valioso legado para las generaciones futuras y una importante guía para que el presente en los hogares se escriba desde el respeto a cada individualidad.